Les contare una historia real. Aunque
sea una historia aparentemente de amor, no les aseguro que termine en un final feliz. Como de
cuento de hadas, con la zapatilla perdida o el beso de amor verdadero. En este
caso, todo eso tan rosa está mandado a recoger.
Un día me encontré a un amigo. Un
niño que llego a ser muy especial e importante para mí. Al principio nos
veíamos como bichos raros, sin pensarlo, terminamos siendo los típicos parceros
que se cuentan sus historias del corazón, y pueden durar horas y horas
divagando en un porque, en tomar una decisión y hasta en una conclusión. Nos topamos en la calle, ya hacía unos buenos
días que no nos veíamos. De repente me dice: - Debo contarte algo un poco
triste, que jamás pensé que me sucederia en tan poco tiempo, pero así fue.
Ahorita solo cargo una desilusión muy grande, y realmente no sé qué hacer -.
Me sorprendió bastante, porque él
es una persona que irradia mucha seguridad y buenos deseos como una tarjeta
navideña. Quede un poco impactada, caminamos un poco y nos sentamos, e inmediatamente
inicio su historia. Por el momento, para guardar todo ese tema de identidades,
especulaciones locas y mantener el misterio, pongámosle: Dulcineo. (Él escogió
el nombre. A mí me gustaba Florentino. Pero es su historia. Así que le respeto
todo, pues, yo solo soy la vocera de su odisea)
Dulcineo salió un día muy
campante, tieso y majo a un evento social. Les aclaro, Dulcineo tiene su tumbado.
Es un chico alto, lindo, y hasta bien parecido. A veces pienso que es como
enamoradizo, pero para subirle el ego, es un bombonazo. En su evento todo iba
bien, lleno de glamour, un ambiente muy fashion, mucha maroma y teatro. Fue
allí donde conoció a Dulcinea (¡Que original! ¿Porque no Magdalena, Julieta,
Josefina?, ¡yo que sé!). Y fue lo que llamamos: Amor a primera vista. Un flechazo
de esos que te dejan bobo, idiotizado, y hasta ya empiezas a idealizar a esa
persona como un completo ángel caído del Cielo.
Para ser más descriptivos,
Dulcinea es una española divina. Piernas largas, lindo cabello, ojos grandes
como esmeraldas, y ese acento era un total infarto para mí Querido Dulcineo.
Como típico coqueto que es él (porque eso sí, ¡es muy coqueto!), le pidió su
teléfono y todos sus datos. Desde esa misma noche empezó a hablarse con ella, y
era grandioso. Era algo que nunca había vivido, sentía una conexión muy
especial con ella, como si ya se conocieran desde antes, y fue lo máximo.
El fin de semana la invito a
salir. Quedaron de encontrarse en un Centro Comercial en las horas de la tarde.
Él la esperaba impaciente, y cuando ella puso un pie en la entrada principal,
su corazón empezó a latir: Estaba Hermosa - me decía - y le brillaban los
ojitos de una manera soñadora. Entraron a un lindo sitio a tomarse algo y
hablar. Fue allí, cuando ella empezó a contarle su vida. Ella vino a Colombia
enviada por su empresa y al parecer estaba decidida a quedarse aquí. Pero, no
había venido sola. Vino acompañada de su “Novio”, si es que a eso se le puede
decir novio. Un completo patán, manipulador e irrespetuoso, que solo vivía
reprochándole las cosas. Además de humillarla y llegar a pasarse con ella
verbalmente. Le terminaba, luego regresaba llorando hacia ella pidiendo perdón,
y ella como ingenua lo perdonaba y seguían en las mismas. Y así, un ciclo
interminable creado por una completa rata de alcantarilla que hasta cachos le había
puesto, y visto desde este tercer ángulo, era casi como su peor enemigo, y era alguien
que la subvaloraba y la desperdiciaba de la peor manera. Así que, con esta
breve descripción un poco pasada del desagrado llamémoslo: La Cosa Horrorosa.
Ella, un poco triste le contaba a
Dulcineo, que realmente quería terminar esa relación. Que ya ese hombre no era
para ella, y que el daño psicológico, emocional
y físico que le estaba causando no era algo bueno. Era una relación
malsana de años, pero que ella por amor se le aguanto toda su guachada (Así
somos las mujeres. Tontas, tontas y luego: me conseguí otra y tú valiste un
centavo. Ni adiós ni hasta luego). Dulcineo la escuchaba con atención, y
simplemente le daba consejos un poco objetivos, y bueno que igual, a la final
esa era su decisión. Sin embargo, en su cabeza y su corazón el estaría dispuesto
a dar lo que fuera por ella, a subirla al cielo, y vivir juntos entre las
estrellas.
Salieron del lugar, caminaron un
poco. Él le pidió el favor que lo acompañara a hacer unas vueltas, y ella sin
pensarlo lo acompaño. Luego él, la acompaño a las suyas, y así pasaron casi
todo el día como si fueran conocidos de toda la vida, o bueno, quizás más que
eso. Al finalizar el día, terminaron hablando de otras cosas, y sin pensarlo,
sus bocas terminaron una enfrente de la otra. Quizás esto puede denominarse
¿Destino?, ¿Amor? No lo sé, pero terminaron cayendo en un beso mágico. No lo
podían creer, ni yo tampoco al escuchar la historia. ¿Es enserio? ¿Fue tan
rápido? Si, así fue. Había sido realmente un arrebato loco de Cupido tan fuerte,
que salieron cogidos de la mano como si llevaran una relación de novios hace
algún tiempo.
Cuando Dulcineo dejo a su
damisela sana y salva en su apartamento, se despidieron con un beso. Y así
termino uno de los días más felices de su vida. Llego a su casa, y seguía
hablando con ella de lo que había sucedido. Se reían, y duraron horas
charlando, casi hasta la madrugada.
Pasaron los días, se compartían
fotos de lo que hacían. Charlas eternas por redes sociales, por teléfono y
hasta en persona. Así es, se siguieron viendo, y todo era perfecto. Pero había
algo que no cuadraba en esta novela: La Cosa Horrorosa. Ella había decidido expresarle
que ya se había cansado y que quería realmente recuperar su vida y ser feliz. Cosa
que con él no había podido llegar a ser, y no lo iba a lograr jamás. Además, la
mejor parte, es que el muy descarado vivía en su apartamento, según cuento del
personaje en cuestión, que porque debía cuidarla y protegerla (Pamplinadas
amigos, ¡él jamás supo que era eso!)
Bueno, paso una semana. Ella incluía
a Dulcineo en todos sus planes, y él también a ella. La Mamá de Dulcinea lo conoció
por fotos y le contó como él se portaba con ella. La Mamá estaba completamente
emocionada y hasta le mandaba saludos. Recuerdo una pequeña anécdota. La linda
doncella empezó a organizarle el aniversario de boda a unos amigos y lo incluyo
a él en una cena romántica: ¡Era increíble lo que estaba sucediendo!
Hasta que un día, Dulcineo decidió
invitarla a jugar bolos. Él la recogió en su casa, y se encontró con la
bellísima sorpresa: El Fulano horrible estaba allí. Inmediatamente se sintió la
mala vibra, miradas de odio señalaban
por completo el peligro, y se sentía como una batalla territorial. Conoció al
canalla: un chiquito, gordito e indeseable personaje que se creía el pipi de
Dios, y si pudiera, hasta el mismo Rey Pepinito. Lo miró y dijo: - Ahh, ¿Usted
es el famoso Dulcineo? -. Casi lo escupe, y él muy decente se aguantó las ganas
de pegarle a ese pendejo infeliz. Por otra parte, en la misma escena, ella ni
corta ni perezosa, le dijo: - Saldré con Dulcineo, Adiós - (Como quien dice: Suerte
muerte, puñalada en la frente)
Salieron a bolos, y fue
fenomenal. Pasaron de nuevo casi toda la tarde juntos. Tomados de la mano,
besito viene, besito va. Eran la pareja perfecta, y la química entre ellos se
sentía tan fuerte e indestructible como, una película de esas de romance
americana.
Pero, eso tanta belleza no iba a
terminar en un final de cuentos.
Llego el Cumpleaños de la Linda
Princesa, y esa mañana, ella le dijo a Dulcineo que la vecina la quería llevar
a un Spa, y que luego, la “Cosa Horrorosa” la había invitado a comer en la
noche. Aunque realmente ella no quería,
y prefería salir con su lindo Príncipe Azul. Él por molestar le dijo: - ¡Ja! ¿Qué
tal que esa invitación sea para proponerte matrimonio? -. Ella se rió a
carcajadas, y le dijo: - ¡No, como crees! Él jamás llegara a ser tan romántico
y especial, como para hacer ese tipo de cosas. Él le teme al matrimonio. De
todos los años que llevamos juntos, jamás se le paso por la cabeza algo serio
conmigo. Es decir, un futuro juntos. Él se cree un caballo indomable, y eso del
matrimonio es caso cerrado y temible para él. En cambio a mí, es algo que
quiero llegar a vivir. Un lindo vestido blanco, y estar en el altar. Ver a los
ojos a la persona con la que compartiré toda mi vida, y dar el “SI” sin temor a
nada -.
Dulcinea era completamente tierna
y romántica. Definitivamente un dulce ibérico que mi Querido Amigo no quería
dejar perder ni por un segundo. Todo el día trascurrió normal. Dulcineo se
estaba alistando para ver a su amada, y estaba bastante impaciente. Hasta que
su celular sonó: Era un mensaje de ella. Un simple “Hola”. Él la saludo
cariñosamente y le pregunto cómo había estado su tarde de Spa con la vecina
(Creo, que fue la peor pregunta que pudo hacer).
Ella le contó - No hubo Spa,
Dulcineo. Era un señuelo para una sorpresa que “Cosa Horrorosa” me estaba
preparando. Mi vecina estaba enterada del plan, y se inventaron todo para pasar
desapercibidos. Salí por un momento con ella, y cuando regrese, el apartamento
estaba lleno de flores, velas, algo bastante romántico que nunca creía que me
llegaría a hacer. Por un momento se acercó, se arrodillo, y saco de su bolsillo
una pequeña caja. En ella, un anillo aguardaba a la típica pregunta: “¿Quieres
casarte conmigo?”. Me propuso matrimonio Dulcineo, y le di un “SI” como
respuesta -.
Cuando Dulcineo termino de decir
esto, hubo unos segundos de silencio. Definitivamente su corazón roto era el mío
en esos momentos. Sus ojos se cristalizaron por un instante, y sentí la
tristeza que el cargaba sobre sus hombros. Como por no armar drama, no llore. Pero
créanme, estaba realmente apachurrada. Él continúo su historia un poco entre
cortado.
Le pregunto pero ¿Cómo?, ¿Porque
había dicho que SI? A lo que ella respondió: - Ese era mi sueño, ¡casarme! -.
Él casi colérico, le escribió: - ¿Es enserio? Ese era tu sueño, pero ¿No te
importa con quién? ¿No te importa que ese hombre no te amé, y que solo lo haya
hecho porque se sintió amenazado a causa de que te estaba perdiendo? Porque
simplemente tu eres su tesoro, su trofeo para mostrar y que él no quiere
soltar. Porque a pesar de todas las porquerías que él haga TU eres la
incondicional que se aguanta todo. ¡No lo puedo creer! -.
Él lloraba mientras le escribía
todo eso. Ella le decía que estaba muy triste, que ella realmente había llegado
a sentir un aprecio muy especial por él. Que estaba confundida, pero que su ilusión
era casarse. Que no quería dejar de hablar con él, a lo que Dulcineo manifestó:
- Yo no quiero seguir ahí mientras tú te casas con un miserable que jamás te hará
feliz.
Así termino la historia, en un
abrazo, 20 días y mil preguntas. No me pude sacar de mi cabeza esta patraña, porque
aunque ustedes no lo crean me sentía identificada en algunas cosas. Por eso, decidí
pedirle a mi Bonito Amigo si podía relatar su historia, a lo que accedió
feliz. Gracias por esta historia Dulcineo, no sabes cuánto te aprecio, y esto
te lo dedico con mucho cariño.
Para concluir. ¡Chicas!, por
favor no sean tan bobitas, valórense un poquito. ¿Piensan que el amor no
volverá a tocar sus puertas, y que ese hombre, aunque sea una porquería es el
único en sus vidas? No señoritas. Valemos mucho, como para ser desperdiciadas
sin piedad por un hombre que no sabe apreciarnos. Que nos bota como un trapito
viejo, y que luego regresa con el rabo entre las piernas porque se sienten
solos, o la otra con la que andaban si no anda con juegos como nosotras, o
porque se dieron cuenta bastante tarde que realmente éramos lo mejor que les ha
pasado en su vida.
Ahora, ¡Chicos!. Piensen antes de
actuar, no sean tan estúpidos. Valoren lo que tienen, no lastimen a la mujer
que camina junto a ustedes, porque algunas veces pueden ser las únicas personas
incondicionales, amorosas y sinceras en su vida. Pero, que cuando las lastiman
demasiado, ya es muy tarde, y las han perdido por completo. Para siempre.
Respeten lo que tienen, ¡Hombres
y Mujeres! No hagan lo que no quieren que les hagan a ustedes. No lastimen los
sentimientos de los demás, porque muchos, como mi Amigo Dulcineo, son sinceros
y valiosos, aún, sin tener una espada y un valiente corcel a su lado.