martes, 25 de junio de 2013

Acuarela de un Retrato en Bicicleta

Recuerdo esa mañana en donde las cometas volaban tan alto que se perdían entre manchas de algodón, y la brisa me despeinaba el cabello negro azabache, mientras mis ojos brillaban al rodar mi bicicleta por las calles efímeras de la gran ciudad.

En medio de mi silencio, mis sentidos se estimulaban con los versos del viento, las ironías del movimiento se percibían cuadro a cuadro como si mi pupila fuera un mágico lente fotográfico que se emocionaba con el ambiente cenizo y volátil de un espacio donde sollozaban los árboles, y murmuraban al verme pasear con mi moñito de pepas blancas que se agitaba al compás del melódico pedaleo.

El largo trayecto en que las horas eran armonías agitadas y elocuentes, se frenó en seco frente a un lago de cristal. Camino sin prisa, me asomo y veo mi reflejo teñido de matices de mil colores que me hipnotizan y me arrojan en el cosquilloso pasto de donde brotan burbujas escarchadas que viajan entre las olas de mis pensamientos y me hacen mirar fijamente al cielo… Se prolonga el silencio, suspiro, sonrío y pienso: Esa nube se parece a ti. 



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